Cuando un niño no come, tiene hambre. Entonces llora y pide algo con que satisfacerse.
El hambre es útil porque nos avisa que el cuerpo necesita alimento.
Cuando un niño no alimenta su inteligencia, también siente hambre: es un hambre de aprender. Los niños sanos tienen hambre de aprender y entonces salen a recorrer la casa, a mirar, tocar y usar objetos. Salen a buscar algo que alimente su inteligencia.
Hay mamás, que sin darse cuenta, no dejan que el niño alimente su inteligencia. Le piden que no se mueva, le prohíben que toque objetos y no contestan a sus preguntas.
Si una mamá quiere alimentar bien la inteligencia de su niño ¿debe dejar que salga y coja todo lo que quiera? NO. Una de las cosas que el niño tiene que aprender es a distinguir que hay objetos que se pueden tocar y otros que no (brasero, llave del gas, los cuchillos, etc), que hay actividades que se pueden hacer (saltar en el suelo) y otras que no se pueden hacer (saltar en la cama o en los sillones).
Para alimentar la inteligencia de tu niño hay que dejarle el máximo de libertad para que juegue con las cosas que le rodean.
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